Durante décadas, los conductores norteamericanos se han sentido orgullosos de los inmensos motores que acostumbraban a propulsar sus autos. Lejos de valorar el desarrollo tecnológico que en Europa y Japón se conseguían, logrando unas buenas prestaciones con pequeños motores de 4 cilindros sin desorbitar los consumos. Ellos se sentían orgullosos de sus grandes motores (especialmente los V8) en los que las cifras de potencia y gasto de combustible eran casi intercambiables sin afectar a la ficha técnica.
marzo 23, 2010
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